Resumen por capítulo
Capítulo
1: El nido de lagartos
Juan Rodolfo, un niño montuvio, intenta cazar un lagarto en
el río para impresionar a Clara, su amiga valiente. Al acercarse a un nido, es
atacado por la madre lagarta, pero logra escapar trepando un árbol. Clara,
decidida, lo reta y lanza un saco para capturar a un lagartito. El plan tiene
éxito, aunque Juan se siente opacado. Al final, la lagarta bramó con furia por
su cría perdida mientras los niños escapaban río abajo.
Capítulo
2: Un mal presagio
Juan Rodolfo y Clara regresan a casa con el lagartito
escondido, pero la abuela Ninfa los descubre y los reprende. La casa se llena
de actividad para desgranar maíz, una tradición nocturna llena de cuentos,
adivinanzas y amorfinos. Don Alcides, un anciano vecino, llega con su perro y
relata historias aterradoras sobre el “descabezado” y la “comadre muerta”. El
ambiente se torna misterioso con cantos inquietantes de la Valdivia. Juan
Rodolfo siente un mal presentimiento, pensando en su padre ausente y los conflictos
del país.
Capítulo
3: Crespín Cerezo
La finca La Florida es una propiedad pequeña pero productiva,
gracias al trabajo de Ninfa Carriel y su hijo Vicente Mendoza. Juan Rodolfo
comienza su día temprano, observando la rutina de la finca, como el ordeño de
las vacas. Durante el desayuno, una misteriosa visita llega a la finca: un
hombre llamado Crespín Cerezo, un revolucionario liberal conocido por algunos
como un héroe y por otros como un bandido. Aunque la abuela Ninfa lo recibe con
desconfianza, Crespín pide hablar con el jefe de la familia, pero no es
bienvenido. Esa noche, Juan Rodolfo y Eusebio realizan una ronda de vigilancia
para proteger la finca de bandidos y se encuentran con gallinazos muertos y
misteriosos, lo que deja una sensación de inquietud en el aire.
Capítulo
4: El Plan
Dos hombres se encuentran en una de las huertas más alejadas
de la finca, cavando en la tierra. Uno de ellos, un hombre alto y fuerte con
una cicatriz en forma de X en su frente, lidera el plan para robar y atacar la
finca. El otro, un hombre flaco y joven con acento serrano, está preocupado por
un error que cometió al intentar engañar a los trabajadores de la finca con una
historia sobre pollitos. El hombre alto le ordena que se quede en el escondite
mientras él va a robar una gallina para continuar con el plan. Hablan de
esconder armas, municiones y antorchas en una caja de madera, y de la necesidad
de asustar a la gente de la finca para mantener su secreto. El flaco sigue las
órdenes del hombre alto, aunque siente inquietud por la reputación de su jefe,
que muchos creen que tiene un pacto con el diablo. A pesar de todo, el flaco
está dispuesto a seguirle el juego.
Capítulo
5: El misterio del descabezado
Juan Rodolfo y Clara exploran la huerta de cacao donde, según
los rumores, aparece un ser llamado "el descabezado". Mientras
trabajan, Juan Rodolfo observa a un extraño peón con una cicatriz en forma de X
en la frente, lo que le genera curiosidad. Más tarde, Clara convence a Juan
Rodolfo para que la acompañe a investigar el misterio del descabezado en la
huerta La Julia. Allí, encuentran un poncho, una vela y un mate con un rostro
aterrador colgado en un árbol, lo que los deja intrigados y confundidos sobre
quién o qué está detrás de los extraños sucesos.
Capítulo
6: Peligro en la finca
Vicente Mendoza regresó de Guayaquil y le informa a su hijo
Juan Rodolfo que las tensiones políticas están aumentando debido a la guerra
entre liberales y conservadores. Vicente le cuenta que se unirá a la lucha
armada junto con otros hacendados, pero le deja claro a su hijo que él debe
quedarse para cuidar la finca. Mientras conversan, se revelan secretos sobre un
cargamento de armas escondido en la bodega. La conversación se interrumpe
cuando un ataque sorpresa ocurre en la finca, con antorchas encendidas que
provocan un incendio. La familia debe huir rápidamente mientras Vicente se
prepara para defender el lugar.
Capítulo
7: Letras de un baúl
El cadáver de Vicente Mendoza es velado en Baba, y Juan
Rodolfo regresa con su abuela a la finca, encontrando una pequeña casa de caña
construida por los peones y vecinos para su alojamiento. Al ver los restos de
su hogar quemado y recordar la violenta noche del ataque, Juan Rodolfo se
siente marcado por el dolor y la rabia. Su abuela, aunque devastada por la
muerte de su hijo, se esfuerza por cuidar de él. Juan Rodolfo descubre un baúl
de madera, regalo de su padre, y promete vengar su muerte, decidido a encontrar
a los responsables. A pesar de la oposición de su abuela, él está dispuesto a
buscar justicia por su cuenta.
Capítulo
8: Un encuentro misterioso
Juan Rodolfo se adentra en la oscuridad de la noche,
sintiendo una atmósfera tensa y misteriosa mientras camina por un sendero en
medio de una tormenta. Escucha ruidos extraños y se prepara para enfrentar lo
que sea que lo aceche, pensando en la leyenda de La Viuda de Tamarindo. Sin
embargo, para su sorpresa, se encuentra con una sombra que resulta ser su
abuela, quien se ha disfrazado con ropas y un sombrero para pasar
desapercibida, es mejor que viajes con un peón a quien le dicen lechuzo. La
abuela, con su ingenio, había decidido acompañarlo en su búsqueda de los
responsables de la muerte de su padre, dispuesta a protegerlo con su amuleto. A
pesar de la tensión, Juan Rodolfo se siente aliviado por la presencia de su
abuela, y por primera vez desde la tragedia, se permite reír.
Capítulo
9: Entre cohetes y gallaretas
Juan Rodolfo y su abuela, Ña Ninfa, viajan por el río en
canoa hacia Samborondón, donde se encuentran con dos hombres armados que creen
que Juan Rodolfo tiene pólvora. Para no levantar sospechas, el niño finge ser
el joven que buscan y promete hacer cohetes para espantar aves. Durante la
conversación, descubre que los hombres poseen rifles de repetición,
posiblemente los mismos usados para matar a su padre. Los hombres planean
venderlos a una guarnición en Vinces. Juan Rodolfo se siente atrapado, pero con
la ayuda de su abuela sigue adelante. Un niño se ofrece para ayudar con los
cohetes.
Capítulo
10: Aventuras en Vinces
Juan Rodolfo y su abuela llegaron por la tarde a Vinces tras
remar por el río Arenales. Se sorprendieron al ver casas elegantes, fruto de la
riqueza cacaotera de la ciudad. La casa municipal estaba custodiada por un
soldado, y cerca había una fonda donde fueron a comer. De repente, llegaron
tres jinetes armados y comenzó una balacera con gritos revolucionarios. Un
disparo casi alcanza al niño, pero fue un error de un soldado que atacó a los
jinetes. Los soldados se rindieron, y uno de los jinetes, Crispín Cerezo,
reconoció a Juan Rodolfo. Crispín explicó que los Chapulos habían tomado Vinces
y que pronto conocerán al coronel Infante.
Capítulo
11: Con los Chapulos
Crispín llevó a Juan Rodolfo y su abuela a una elegante casa
donde conocieron al coronel Infante. Infante, líder de los Húsares de Chapulo,
se había proclamado jefe militar de Los Ríos y Guayas. La abuela actuó como “el
Lechuzo” y Juan Rodolfo expresó su deseo de unirse a la causa revolucionaria.
Conoció a Emilio Estrada y Eduardo Hidalgo, y se presentó como J.R. Machete, en
honor a su padre. Esa noche, emocionado por su primera misión, intentó dormir
cuando llegó Estrada herido y una carta con órdenes de partir al día siguiente
hacia Balzar. Juan Rodolfo se fue a dormir feliz, listo para su primera misión.
Capítulo
12: Libertad o muerte
El batallón de los Húsares de Chapulo estaba listo para
partir: 60 hombres y 15 mujeres. Los oficiales vestían de caqui, y los
soldados, de blanco. Juan Rodolfo y su abuela recibieron dos monturas que
pertenecieron a soldados caídos. El niño recibió un potro llamado Vengador y su
abuela una yegua. Poco después, apareció María Gamarra, esposa de Hidalgo,
repartiendo listones que decían “¡Libertad o muerte!” para colocar en los
sombreros. Infante dio la orden de avanzar hacia Balzar y luego Manabí, para unirse
a las tropas de Alfaro. De pronto, un gallinazo apareció volando sobre Juan
Rodolfo, y al agacharse, escuchó silbar una bala sobre su cabeza. Aunque
Estrada pensó que era una bala perdida, él sintió que alguien realmente intentó
matarlo… y que el ave lo había salvado.
Capítulo
13: La fiesta
Los Chapulos llegaron a Balzar y fueron recibidos con
entusiasmo por el pueblo y el padre Caputi. Esa noche se celebró una fiesta en
la plaza, a la que Juan Rodolfo asistió solo, ya que su abuela alegó sentirse
mal. Para su sorpresa, la vio bailando entre la multitud, vestida con elegancia
y respondiendo coplas con ingenio. Más tarde, la encontró seria en su
habitación, donde le confesó que por una noche quiso dejar de fingir ser
sordomuda y volvió a ser Ninfa Carriel, usando el vestido que le regaló su esposo.
Al notar su tristeza al mencionarlo, Juan Rodolfo decidió no preguntarle más
sobre su abuelo.
Capítulo
14: Un coronel curioso
Juan Rodolfo y su abuela fueron detenidos por el coronel
Anda, quien buscaba a una mujer con la que había bailado; Juan negó conocerla y
se identificó como Machete. Su abuela dijo que buscaban a Ninfa Carriel, no al
Lechuzo. Más tarde, los Chapulos dejaron Balzar rumbo a Palenque por decisión
del coronel Infante. Aunque hubo desánimo, todos obedecieron. Emilio Estrada
estaba preocupado por los rumores de un ataque del ejército y la recompensa
ofrecida por sus vidas.
Capítulo
15: Héroes del Maculillo
Los Chapulos acamparon en La Bretaña y al día siguiente se
prepararon para una emboscada en el río Maculillo, al saber que el ejército
enemigo los seguía. Infante organizó la trampa, y cuando el enemigo llegó,
comenzó una feroz batalla. Juan Rodolfo desobedeció y participó montado en su
caballo. Al caer la noche, apareció una misteriosa mujer vestida de blanco,
rodeada de luz verde, que asustó al enemigo con su machete y aullidos. Los
soldados huyeron creyendo ver un espíritu, y los Chapulos ganaron. Infante los
proclamó héroes, y Juan Rodolfo corrió a su abuela para preguntarle cómo hizo
semejante aparición.
Capítulo
16: Una misión importante
El coronel Infante nombró a Juan Rodolfo soldado de los
Chapulos por su valentía y le encomendó una misión especial: entregar una carta
al general Eloy Alfaro. Aunque deseaba vengar la muerte de su padre, aceptó la
orden. Lo acompañarían su abuela y el Mico, un joven alegre. Juntos partieron
hacia Montecristi, cabalgando por la orilla del río Daule rumbo al puerto de
Puca, con el niño decidido a cumplir su misión.
Capítulo
17: El rey de los gallinazos
Durante su camino hacia Santa Ana, los caballos de Juan
Rodolfo, el Mico y Ña Ninfa se alteraron al percibir un tigre entre la maleza,
aunque no fueron atacados. Acamparon en el bosque y, esa noche, el niño soñó
con el Guaraguao, un gallinazo que le advirtió sobre los asesinos de su padre.
Al llegar a Olmedo, el Mico provocó un duelo en una cantina, del cual escaparon
gracias a la intervención de Juan Rodolfo. Fuera del pueblo, el Mico le habló
sobre Equis, el Toro, líder de los Tiznados, un grupo de criminales con el
rostro tiznado, cuya crueldad y marca en la frente lo hacían temido. Juan
Rodolfo quedó perturbado, creyendo que ese hombre podría estar relacionado con
la muerte de su padre.
Capítulo
18: Con los Montonero
Mientras subían por el cerro, Juan Rodolfo, el Mico y el
Lechuzo llegaron a una tablada con vista a los Andes y Montecristi, donde
apareció un gallinazo que hizo recordar al niño su sueño con el Guaraguao. Poco
después, se encontraron con la coronela Filomena Chávez , quien les informó
sobre la revolución y el avance de Alfaro. Ordenó partir para encontrarse con
él. Juan Rodolfo, inquieto, pensaba en los tiznados, quienes habían robado
armas cerca de una finca que podría ser la suya. Esa noche, vio huellas del
tigre nuevamente, lo que aumentó su tensión.
Capítulo
19. La emboscada
Un grupo de revolucionarios avanzaba por el campo bajo un
clima caluroso, lo que generaba mal humor entre ellos. Mientras caminaban, Juan
Rodolfo encontró miel en un panal y comenzaron a comer, mejorando su ánimo. De
pronto, un hombre silbó y fue respondido por otro silbido; enseguida, un grupo
conocido como los Tiznados los rodeó. La coronela Chávez reaccionó disparando,
desatando una intensa balacera. Un disparo pasó cerca de Vengador, lo que lo
asustó e hizo que Juan Rodolfo cayera al suelo, golpeándose la cabeza y
perdiendo el conocimiento. En ese estado, creyó ver una máscara dorada de tigre
y una pirámide brillante. Al despertar, le contaron que un tigre apareció
durante la emboscada, espantando a los enemigos y que cerca de él había muchas
huellas, pero el animal no le había hecho daño. Entonces recordó lo que se
dice: los tigres atacan a los cobardes, pero pensó que quizá también protegen a
los valientes.
Capítulo
20. Equis, el Toro.
Juan Rodolfo, su abuela y El Mico viajan a caballo por un
camino hacia Santa Ana, donde observan flores llamadas “flor de seda”. Para
evitar a las tropas del gobierno, se desvían por senderos hasta llegar al
pueblo de Picoazá, Juan Rodolfo se da cuenta de que el tigre los persigue, pero
no parece querer hacerles daño. Al llegar a un punto llamado El Resbalón,
cruzan el río Portoviejo utilizando una balsa para transportar a los caballos y
continúan hasta Charapotó, una ciudad arrasada por la guerra. Luego, siguen
hacia San Jacinto, donde Juan Rodolfo ve el mar por primera vez, Observan a los
pescadores en su faena y almuerzan pescado asado y agua de coco. Más tarde, al
continuar el viaje por un monte espeso, se ocultan al oír caballos. Sospechan
que puede ser “Equis, el Toro”. El Mico pensó un plan: disparó su pistola para
distraer al enemigo y permitir que el niño y la abuela escapen rumbo a Bahía,
con la misión de encontrar al general Alfaro.
Capítulo
21. A Bordo del Alajuela
Juan Rodolfo y su abuela llegan de noche a Bahía de Caráquez
en busca del general Alfaro. En el muelle, el niño lo reconoce y le entrega una
carta del coronel Infante. Cuando anuncian la partida, Juan Rodolfo quiere
embarcarse, pero su abuela se opone. Aun así, él sube en secreto. Ya a bordo,
Alfaro lo reprende, pero al presentarse como Soldado Machete, decide aceptarlo,
aunque le ordena quedarse en la bodega durante la batalla.
Capítulo
22. En un barril
El Alajuela, barco mercante convertido en buque de guerra, se
dirigía a Manta con 72 hombres revolucionarios, entre ellos Juan Rodolfo,
Leonidas Plaza, el general Eloy Alfaro y el capitán Andrés Marín. Al llegar a
Jaramijó, se enfrentaron al buque gobiernista Huacho y lo vencieron a pesar de
estar en desventaja numérica. Poco después, apareció el Santa Lucía, que atacó
violentamente. Alfaro ordenó incendiar el Alajuela antes de dejarlo caer en
manos enemigas. El fuego se extendió y Juan Rodolfo subió a cubierta, donde vio
al General impartiendo órdenes con calma. Aunque Alfaro no sabía nadar, aceptó
la ayuda de un barril que le ofreció Plaza. Junto a Juan Rodolfo y se dejaron
llevar por la corriente.
Capítulo
23. El llamado de los espíritus
Juan Rodolfo despierta en la playa junto al general Eloy
Alfaro, ambos sobrevivientes del naufragio del Alajuela. Mientras se
recuperan, observan que se acercan dos caballos, pero solo uno trae jinete.
Para sorpresa del niño, se trata de su abuela, quien había seguido su rastro.
Alfaro la reconoce como una figura espiritual con una misión importante, aunque
ella lo niega. Juan Rodolfo afirma que su única misión es vengar la muerte de
su padre, pero el general le advierte que la venganza nunca trae nada bueno.
Aun así, Alfaro insiste en que la verdadera misión de la abuela es devolver un
ídolo del pasado. Ante la confusión, deciden continuar juntos hacia
Montecristi. En el camino capturan a un soldado enemigo, quien les advierte que
se acerca una tropa del gobierno, lo que los obliga a cambiar de ruta. Durante
la travesía, un misterioso sonido llamado “umiña” resuena en el viento. Un
gallinazo negro los sobrevuela, y Juan Rodolfo, creyendo reconocerlo de sus
sueños, lo saluda.
Capítulo
24. La Diosa Umiña
En Montecristi, Juan Rodolfo, Ña Ninfa y el general Alfaro
descubren que el amuleto de la abuela contiene la esmeralda sagrada Umiña.
Alfaro revela que Ña Ninfa es descendiente de la sacerdotisa que debía
protegerla. Aparece Equis, el Toro, culpable de la tragedia familiar, para
robar la esmeralda, pero un tigre interviene. Ña Ninfa devuelve la joya a una
pirámide, liberando una fuerza mística que destruye al bandido. Una figura de
jaguar aparece y desaparece. Juan Rodolfo entiende su sueño, y al despedirse,
le regala su caballo Vengador a Alfaro, quien parte al exilio para seguir
luchando por la revolución.
Capítulo
25. El viaje de regreso
Ña Ninfa y Juan Rodolfo emprenden el viaje de regreso a casa,
pero en el camino se encuentran con el coronel Victoriano Anda, quien resulta
ser el abuelo del niño. Victoriano cuenta cómo la revolución lo obligó a dejar
su hogar. Deciden regresar juntos a La Florida, acompañados por el Mico, quien
se les une en el trayecto. La llegada a La Florida se convierte en un
acontecimiento importante, no solo por el regreso seguro de ña Ninfa y Juan
Rodolfo, sino también por la presencia del coronel y el Mico. Eusebio y Clara
muestran gran interés por las historias de la revolución mientras que el
Guaraguao también vuelve a su nido.
Capítulo
26. La huella de los valientes
Durante el rodeo en la finca La Florida, la familia celebra las tradiciones montuvias y el cumpleaños de Clara. Se realizan competencias como doma, caracoleo y pialada, donde Clara demuestra gran habilidad. Juan Rodolfo también participa y el coronel Victoriano se luce montando un potro. La fiesta continúa con comida, juegos y baile, pero la llegada del Mico con una carta desde Panamá cambia el ambiente. El coronel descubre que la Revolución ha comenzado de nuevo. Al terminar la fiesta, él, el Mico y Juan Rodolfo se preparan para partir en secreto. Clara, decidida, se une a la causa con la casaca militar del abuelo. Al amanecer, parten juntos, observados por ña Ninfa y seguidos por un tigre que aparece al final pisando las huellas que dejaron, sintiendo su firmeza y valor.
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